jueves, 31 de marzo de 2011

ULTIMO TRECHO

   Cuando mi cuerpo se vaya
con el viento de la noche
y el frío de nieve selle
mis labios casi cerrados
                                                   todo se hará silencio.
                                                
                                                      Cuando las horas se paren
                                                    deshojando los párpados
                                                 más allá de la triste luz,
                                                       me alojaré hasta la sombra
                                                de las eternas paredes.

                                                       Y cuando al fúnebre sueño
    se abran las puertas del vuelo
un rostro me acompañará
        hacia el umbral de la eternidad.

NOSTALGIA

Yo entiendo que mi cuerpo
este cansado.
Interrogo al tiempo
para oir su voz
de sabio.
Y como un grito inesperado
suena en mni silencio
un manantial de años.
Desde muy niño,
cuando aún soñaba juguetes
que guardaba en el pensamiento,
endurecía mi mano
el golpe del trabajo.
Fueron curtiendo
mi mente
las muchas décadas
de años
y las mil lunas que
pasaron.
Tranquilo y relajado
voy con mi carga,
y la vista
en Dios clavada

PERDIDA EDAD

Un mundo de ilusión miré de niño
desierto inmensoo de arboleda,
soñaba tratarle con cariño
y al crecer, entre mis manos nada queda.

No podemos por el afán cambiar el rumbo,
impotente el hombre jamás llegará,
abrirá el corazón desde lo profundo
y será Dios el amparo de su soledad.

Todo es amor al sonreir la vida,
todo sudor cuando llega el dolor,
solo los años cerrarán la herida
y en su nostalgia será el adiós

JULIO 36

Siento un triste recuerdo
de mi temprana edad.
Siento escalofrios
de los pasados ajenos,
de noches y madrugadas
de  llantos llenos.
De gritos sin clemencia,
de cuerpos quietos.
De tétricas miradas
de futuros huérfanos.
De madres perturbadas
que viudas serán luego.
Guadaña de la muerte!
que llamas en silencio
a puertas cerradas
con luces de linterna
y voces tronadas.
Duermen sus moradores,
tranquilas sus almas,
inetrrumpen su sueño
ruidos de pisadas,
murmullo de palabras
con venganzas humanas.
Se abren las puertas
y como hienas hambrientas
a ellos se lanzan,
juntando sus manos
con cuerdas amarran.
Entre amargos sollozos
breotan las lágrimas
cayendo a raudales
por las ventanas,
de tantas esposas
ya sin esperanza,
mirando el cortejo
como se alejaba
en las sombras
de la noche
casi de madrugada.
Abrazan a sus hijos
que inocentes descansan
regando sus cuerpos
con sudor y lágrimas
de aquella agonía
de desesperanza.
Por unos esbirros
de la sociedad ingrata,
sinm as juez que la noche
las estrellas de testigo
que miran sin habla
la sangre que brota,
inundando los campos
de una patria rota