Cuando mi cuerpo se vaya
con el viento de la noche
y el frío de nieve selle
mis labios casi cerrados
Cuando las horas se paren
deshojando los párpados
más allá de la triste luz,
me alojaré hasta la sombra
de las eternas paredes.
Y cuando al fúnebre sueño
se abran las puertas del vuelo
un rostro me acompañará
hacia el umbral de la eternidad.