Un mundo de ilusión miré de niño
desierto inmensoo de arboleda,
soñaba tratarle con cariño
y al crecer, entre mis manos nada queda.
No podemos por el afán cambiar el rumbo,
impotente el hombre jamás llegará,
abrirá el corazón desde lo profundo
y será Dios el amparo de su soledad.
Todo es amor al sonreir la vida,
todo sudor cuando llega el dolor,
solo los años cerrarán la herida
y en su nostalgia será el adiós
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